La naturaleza y el mundo entero se encuentran en sintonía, fluye la energía pura a través del cuerpo de un conjurador. Son poderosos, temidos y respetados, nunca se sabe qué puede salir de las manos de un conjurador y eso es algo que deja a muchos con el escudo levantado.
Son personajes que no suelen llevar una armadura completa, se valen de la magia que fluye en sus venas para defenderse y, claro está, para atacar.
A diferencia de otras clases no tienen porqué ser atléticos, fuertes o esbeltos, algunos de los conjuradores con dominios más altos son seres viejos o enclenques.
Los conjuradores no suelen mostrar miedo ante los enemigos más fuertes y habitualmente son vanidosos y con dotes de liderazgo. Su capacidad estratégica es altísima y, por supuesto, su potencia mental es superior al resto, y lo saben.
Se caracterizan por poder tener dos magias elementales a la vez. Nunca utilizan su Ki y son resistentes a cualquier tipo de control mental, ilusión o estado alterado que afecte a la mente.
¿Nunca has visto a alguien detener la embestida de un Goroso con sus propios brazos? Ese es nuestro amigo berserker. No es que todos sean unos brutos, tampoco es que sean los más listos del grupo, sencillamente han entrenado para eso, para aumentar sus capacidades físicas al máximo.
La mayoría de ellos son entrenados desde su niñez, vendidos por sus padres al reino o simplemente porque su tamaño así lo dicta según las leyes del poblado.
Son grandes, algunos incluso alcanzan tamaños fuera de lo normal. Su capacidad en batalla les permite resistir los estados alterados como el veneno, la quemadura, congelación, etc. siempre que no tengan que ver con capacidades mentales.
El berserker nunca supo dominar la magia elemental y su capacidad para controlar el Ki no es de lo mejor, pero no es que lo eche de menos. Pocos monstruos hay que puedan resistir a un berserker enfadado golpeando con su gran arma.
Los guerreros son la falange de cualquier ciudad, son aquel hombre sensato que defiende a sus allegados con su fuerza, su honor y su capacidad de combate.
No son bestias, son soldados bien entrenados, son razonables y actúan con un objetivo, son versátiles y son capaces de adaptarse según avance su aventura.
Verás guerreros con un escudo y una espada lanzando un hechizo elemental mientras utilizan algo de Ki para esquivar un ataque que habría sido letal.
Así son los guerreros, hábiles con aquello que entrenan aunque también torpes con aquello que no han practicado. No se hacen ilusiones, un guerrero jamás alcanzará el poder mágico de un conjurador o la capacidad física de un berserker.
Pueden llegar a dominar bastante bien una magia elemental y su entrenamiento experimentado les permite saber cuán poderoso es un enemigo con su arma.
No hablamos precisamente de un hombre viejo con túnicas blancas, nos referimos a ese luchador sagrado que apenas lleva indumentaria, aquel que se pasa 1 semana meditando en lo alto de un árbol, o el mismo que esquiva a un enjambre de Abejas Trueno haciendo uso de su Ki, ese monje que es capaz de golpearte con sus puños desnudos a 10 metros de distancia y, efectivamente, ese monje que detiene el hachazo de un Ogro con sus dedos desnudos y su Ki.
Capaz de dominar cualquier estilo de combate con Ki, su fortaleza es su robusta convicción en sí mismo. No es raro verles entrenar por la noche para mantener su Ki activo.
Todos los monjes son rápidos y por ello, suelen utilizar armas pequeñas que les permitan moverse con rapidez.
Su capacidad física y mental está entrenada para soportar y aguantar, y por ello, su piel es más resistente de lo habitual.
Su velocidad de relámpago les permite actuar los primeros en la mayoría de situaciones, siempre que ellos lo deseen.
No es extraño entender que haya gente que no le guste acatar las leyes, normas y bondad de las ciudades. En dicho entorno es dónde nace el proscrito. No es un asesino, pero por algo de dinero… ¿Por qué no?
Si alguna vez notas algo raro en una habitación con joyas, probablemente hayas… no visto como un proscrito ha pasado por la sala y… digamos que ha tomado prestado algunas posesiones ajenas.
El proscrito no entiende de magia, ni de Ki, ni siquiera de combate, no es su estilo, el proscrito está fuera de eso, no es un luchador, alguien abandonado por la sociedad que ha tenido que aprender por sí mismo cómo sobrevivir, entiende de naturaleza, entiende de supervivencia, entiende de soledad, pero sobretodo, entiende de maldad, odio, oscuridad y sigilo.
La primera vez que mueren en una aventura los proscritos sufren una maldición a razón de su alma corrupta y oscura que los transforma en un fantasma etéreo. Es precisamente esta alma etérea lo que el jugador controla por el resto de su aventura. En el estado etéreo pueden poseer otros cuerpos para controlarlos.
Seres solitarios entregados a la naturaleza y los dioses, capaces de realizar proezas salidas de los cuentos de hadas. Adquieren sus poderes por una larga dedicación a seres divinos que requiere de grandes sacrificios sociales.
Los elegidos suelen ser seres inteligentes, sabios y astutos en el campo de batalla, pueden percibir la cantidad de vida que tienen los enemigos una vez hayan dañado a un enemigo.
Una ciudad en la que viva un elegido se convierte en una ciudad poderosa, no hay heridas de batalla ni cansancio provocado por el trabajo que mate a los aldeanos, en dicha ciudad los aldeanos mueren de viejos.
Hay seres que temen a los elegidos por su alto poder de sanación, pensando que son enviados de los demonios.
Visten sin armadura y en ocasiones llevan armas no muy pesadas para poder defenderse.
Su bajo valor de armadura los hace un objetivo fácil para enemigos rápidos y escurridizos.
Una flecha lanzada contra un Gigante suena a cuando un humano se clava una aguja de paja; “¡Ay!” una pequeña molestia, ahora bien, si esa flecha ha sido lanzada por un imbuidor la cosa cambia, la flecha se convierte en un objeto duro, penetrante, resistente, que explota, provoca electricidad o mil efectos más.
Los imbuidores son místicos seres cuyos poderes han crecido de manera distinta a la conocida por las demás clases. Son capaces de otorgar poder a otros artefactos, artilugios, armas o incluso a sí mismos.
No se sabe a ciencia cierta cómo es que sus poderes han evolucionado de esta manera tan interesante, aunque los conjuradores más inteligentes afirman que es un don que reciben incluso antes de nacer.
El imbuidor es capaz de dominar su magia en distintas formas elementales, algo que ni los conjuradores son capaces de hacer, pero sólo son capaces de realizar conjuros de imbuir.
Los imbuidores tienen un estilo de combate particular, les gusta lanzar objetos, les encanta arrojarlos y les apasionan los efectos interesantes que pueden tener las distintas magias elementales que pueden aplicar.
A diferencia de otras clases, su capacidad de imbuir es innata y no necesitan de ningún tipo de recurso cómo Ki, maná o energía.
“Desgraciado aquel que sea una Bestia, los dioses deberían apiadarse de ellos y salvarlos, o bien matarlos cuanto antes” frase dicha por un Druida muy poderoso y respetado en una reunión de líderes de naciones, dicha frase se ha seguido diciendo y transmitiendo de padres a hijos aún siglos más tarde.
Cuidado con las habladurías, es creencia popular que estos monstruos y bestias se esconden y disfrazan como personas para matar y saciar su hambre. Nada más lejos de la realidad, lo cierto es que la bestia que tienen dentro de ellos no es más que un extra, una carga que deben llevar hasta que mueren.
Alguien que lleva a la Bestia dentro suyo es alguien con miedo, con miedo de que la Bestia se apodere de él y se almuerce a sus seres queridos, o peor, que los deje moribundos, lo justo para poder ver como mueren.
No hay una sola Bestia, la Bestia es una maldición genérica llamada a todo tipo de condiciones, la más famosa es la licantropía pero existen de todo tipo y condiciones, las cuales más horripilantes y peligrosas.
Los Tecnomagos son seres con una capacidad de magia y mana muy alta, pero que desgraciadamente les es casi imposible de controlar, poseen tanta magia que pueden otorgar vida a mecanismos de madera, piedra, metal, hilos o barro.
La vida del tecnomago es siempre interesante, viven en un circo ambulante, son contratados por los reinos como "creadores de golems", se vuelven locos de forma solitaria y acaban teniendo un ejército de pequeñas marionetas. Sea como sea su capacidad de crear vida afecta muchísimo a su forma de vida.
Un muñequito de barro se acerca a un ogro y le saluda de forma inofensiva y muy entrañable, en cuanto el ogro lo recoge del suelo el muñeco de barro le explota en la cara al ogro dejándolo ciego.
¿Cansado de llevar tu mochila? Deja que un tecnomago te construya un golem, el golem realizará las tareas más mundanas y nunca se quejará... ¡Es perfecto!
Los Tecnomagos más poderosos pueden rescatar de la muerte a otros seres, aunque siempre a costa de un precio.